martes, 29 de enero de 2008

Potencia!!!

Es posible pensar algunos de los problemas que un hombre puede presentar para sostener una erección como reflejo o expresión de la dificultad que puede estar experimentando en su esfuerzo por lograr el crecimiento y desarrollo necesarios para convertirse en un ser humano más adulto, más pleno y creativo, capaz de disfrutar de la vida y ser también fuente de felicidad y crecimiento para quienes lo rodean? El pene y su "potencia", como todos sabemos, han estado al centro de los mitos que rodean la sexualidad masculina, delineando su identidad y su autoestima. Cuando un hombre empieza a presentar dificultades en su capacidad de sostener una erección, se echan a andar una serie de temores y fantasías que van a impactar necesariamente no sólo su desempeño sexual, sino también otras áreas de su mente. Cualquier dificultad en esta área es vivida con dolor, humillación y mucha vergüenza por quienes la padecen, lo que ha impedido a la gran mayoría de ellos poder buscar ayuda y recibir el tratamiento mas indicado. Esto se traduce inevitablemente en un progresivo deterioro de la calidad de vida, no sólo por el evidente impacto que produce sobre la relación de pareja, sino también porque el constante temor al fracaso se transforma -en sí mismo- en un factor estresante que va minando la propia autoestima en distintas áreas de la vida.La Disfunción Eréctil es el nombre con el que los médicos se refieren a lo que el lenguaje popular de hombres y mujeres llama impotencia. Como su nombre lo sugiere, la Disfunción Eréctil hace referencia en gran parte de la literatura existente a algo que no funciona como debiera para que exista una erección suficientemente firme y mantenida durante el tiempo necesario de modo de tener un encuentro sexual satisfactorio que permita la penetración. Todos los hombres tienen de vez en cuando alguna forma de dificultad en su erección; sin embargo, se trata de un cuadro clínico sólo cuando la incapacidad para mantener la erección suficiente para el coito es mayor a un 25 % de los intentos. Cuando un hombre presenta alguna dificultad para sostener su erección están involucrados tanto elementos biológicos como psicológicos que interactúan y se retroalimentan entre sí. Si bien la mayor parte de la literatura médica disponible distingue claramente y dicotomiza los determinantes biológicos y psicológicos, creo que es necesario pensar mas bien en términos de una disfunción que, si bien puede estar principalmente determinada por uno u otro factor, siempre integrará ambos elementos participando e influenciándose mutuamente.Cuando la disfunción se debe claramente a una enfermedad como la diabetes o a problemas vasculares entre otros, el impacto emocional y los efectos psicológicos son extraordinariamente relevantes para la economía emocional de ese varón. Deberá hacer un trabajo interior que le permita reenfocar su sexualidad y contener el daño o la amenaza que teme su identidad pueda sufrir. Por otra parte, cuando los factores biológicos han sido desestimados como determinante y los aspectos psicológicos parecen tener un rol principal, lo biológico sigue siendo un actor central en la escena ya que lo psicológico ha inundado el ámbito del cuerpo al punto de inhabilitarlo. En ambos casos el hombre se sentirá exigido emocionalmente y deberá hacer un trabajo emocional y psicológico que lo proteja de una detención en su crecimiento y deterioro en su calidad de vida.La reflexión principal de este artículo se centrará en aquellos casos en que ha sido desestimado el valor o influencia de lo biológico como elemento determinante en la disfunción. Sin embargo, al hacerlo quisiera tratar el tema, saliéndome momentaneamente, no sólo del ámbito de lo físico sino también del ámbito de lo sexual, y pensar en esta dificultad como algo que puede ocurrir también en otro ámbito de la vida mental al mismo tiempo. Entonces podríamos refrasear o repensar lo dicho al inicio de este articulo en relación a la dificultad en sostener la erección necesaria para el coito, por ejemplo, como una dificultad para erguirse o pararse con la suficiente solidez y firmeza interior durante el tiempo necesario para ser capaz de sostener un encuentro emocional más intimo y profundo con otra persona, y así poder establecer relaciones gratificantes y duraderas.La dificultad para sostener un encuentro emocional íntimo con alguien puede expresarse, entre otros, por ejemplo en elecciones de pareja donde el permanente conflicto o el exceso de trabajo protegen de una mayor cercanía y de momentos de encuentro; relaciones paralelas que protegen del desarrollo de la dependencia y necesidad del otro que acompañan al compromiso y profundidad en una relación; relaciones con mujeres a las que se les paga, mujeres que no esperan nada y a quienes no es necesario satisfacer; aventuras o relaciones cortas y sin compromiso.... Finalmente estas situaciones van generando por lo menos frustración, soledad y vivencias de estancamiento.
También podríamos pensar en algunas dificultades de erección, desde otro ángulo, como algo que no funciona suficientemente bien como para haber adquirido la "musculatura" necesaria que permita sostenerse en pie ante las embestidas y dificultades de la vida, no pudiendo desarrollar y conservar la seguridad suficiente en las propias capacidades como para tolerar situaciones desconocidas que impliquen desafíos o dificultades. Esto se puede traducir, por ejemplo, en hacer elecciones laborales que no impliquen el desafío de enfrentar situaciones de competencia que permitan luego penetrar en espacios laborales de mayor responsabilidad. Aquí falla la capacidad de mantenerse en pie ante los desafíos en el encuentro con otros hombres, no penetrando en la situación de competencia que la vida laboral ofrece, recogiéndose tempranamente para cederle el paso a otro hombre que es percibido como más potente. Esta situación se puede ver acompañada de dificultades en ejercer y convivir con el poder. Si se encuentran en posiciones de mando estos hombres llegan a ejercer su autoridad con desconsideración y abuso hacia sus subalternos, sin embargo adquieren una actitud de sometimiento y temor cuando se enfrentan ante quienes detentan un mayor grado de autoridad o poder que ellos.De la misma manera podríamos seguir pensando los posibles significados (los recién mencionados son solo algunos) que la disfunción eréctil puede tener en las distintas áreas de la vida mental en que esta dificultad puede expresarse. Sin embargo se trata aquí de hacerse la idea de que la dificultad en sostener una erección puede estar expresando o dando cuenta de una complicación ubicada también en otro lugar de la mente que aquella del órgano genital y ser expresión de una alteración en el desarrollo emocional o mental. Cuando estas dificultades se traducen en una disfunción eréctil, el problema -a diferencia de otras situaciones- tiene la característica de ser visible tanto para el hombre como para su pareja sexual. Al no ser tan fácilmente ocultable a la propia conciencia, es también la posibilidad de resolver un dolor mental que no ha podido ser pensado y superado. Entonces, atender a esta situación puede ser el inicio de un camino que lleve a una mejor calidad de vida no solo en el área de lo sexual.Desde el punto de vista psicoanalítico, para poder entender lo que se expresa en un síntoma como es el de la dificultad en sostener la erección -cuando su origen biológico ha sido descartado como determinante principal- es necesario poder conocer la propia vida mental. Todas las personas buscan modificar las situaciones de dolor mental (emocional, psíquico) y es el pensamiento y la comprensión de una determinada situación emocional lo que permite modular ese dolor. Cuando una persona no ha desarrollado las herramientas necesarias que le posibilitan enfrentar un desafío emocional en un momento dado de la vida y no logra modular su dolor, va a buscar otras formas de hacerle frente. Una manera de modificar esta situación es circunscribir la dificultad a un órgano del cuerpo que concentre su energía y preocupación, en este caso el pene y su desempeño. Al hacerlo la persona se libera del trabajo emocional y mental que requiere tolerar el dolor original, modularlo y así aprender de dicha experiencia para seguir creciendo. Sin embargo, la solución encontrada en un momento dado, como puede ser evitar la situación dolorosa, con el tiempo se transforma en un problema en sí mismo que vuelve a llevar a la persona a enfrentar la exigencia y el desafío del crecimiento o alternativamente, a la progresiva limitación en su desarrollo en las distintas áreas de la vida, como forma de seguir escapando al dolor que imagina imposible de enfrentar y tolerar. Dado que la mente o la psicología interna de una persona es compleja, aquello que impide seguir creciendo o aprendiendo de las propias experiencias variará enormemente entre una persona y otra; en consecuencia, el recorrido puede y debe ser realizado exclusivamente por quien lo padece (aunque sea junto a otro que lo ayude). Nadie lo puede hacer por él; ni el cónyuge, ni los padres, ni los amigos. La personalidad está constituida por aspectos adultos y maduros, otros infantiles e inmaduros, aspectos destructivos y otros aspectos más "locos". El crecimiento pasa por esta lucha que da cada individuo dentro de sí mismo contra sus aspectos infantiles que no desean crecer o temen hacerlo; con aspectos más destructivos que intentan sabotear sistemáticamente cualquier posibilidad de desarrollo, o con los aspectos más "locos" que prefieren hacer la vista gorda con aquellas dificultades haciendo como si estas no existieran. Estos aspectos pueden llevar a alguien a pensar que un tratamiento más profundo es muy costoso emocional o económicamente, llevándolo a elegir formas de autoayuda que le permitan seguir evitando el conocimiento de su mundo interno. Sin embargo, en esta lucha interior las personas cuentan con sus aspectos más maduros para ayudarlos, aspectos que aspiran y se sienten merecedores de una vida mejor. Son estos aspectos los que le pueden impulsar a buscar ayuda terapéutica si se da cuenta que el trabajo se ha hecho muy arduo para seguir enfrentándolo solo. La compañía del terapeuta tendría el sentido de ayudarlo a estar en mejores condiciones para ir tolerando las frustraciones y dolores propios del crecimiento, abriéndose así un espacio posible para el conocimiento de si mismo y de aquellos aspectos que se han expresado a través de una disfunción eréctil. Es la adquisición de esta capacidad para tolerar el dolor sin escapar a él lo que permitirá que este hombre pueda después aprender de sus experiencias, enrriquecerse con ellas y así hacerle frente a los desafíos que la vida trae consigo sin enfermar.La Disfunción Eréctil puede ser entonces la expresión de la dificultad que un hombre puede estar teniendo en ganar esta batalla interna, donde hay una lucha mas silenciosa e invisible entre lograr el crecimiento y desarrollo hacia el devenir -o fracasar en el intento- de convertirse en un ser humano más adulto, más pleno y creativo, capaz de disfrutar de la vida y ser fuente de felicidad y crecimiento para quienes lo rodean.



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